“NI UNA
MENOS”: ENTREVISTA A VICTORIA VILLANUEVA, DIRECTORA DEL MOVIMIENTO MANUELA
RAMOS”
Están
recolectando firmas para pedir vacancia de Cipriani ante Vaticano
Por Silvia Ruiz Mogollón
“Ni Una Menos” es el nombre de la marcha que se
realizará el sábado 13 de agosto en el Perú, tanto en Lima como en otras
ciudades, como rechazo a la impunidad que en los casos de violencia contra la
mujer, se han dado últimamente. Esto, en el marco de una triste realidad: la
violencia contra la mujer aumenta cada vez más y no se hace mucho por
combatirla.
“Marchamos juntas y juntos para que nunca más nos
vuelvan a agredir, violentar y asesinar a causa del machismo”. Queridos
lectores, están invitadas e invitados a participar. “Vamos a la marcha: hay que
romper el silencio”.
¿Qué opinión le
merecen los últimos hechos ocurridos en los casos de Cindy Contreras y Lady
Guillén que fueron maltratadas públicamente?
Indignación e impotencia porque no son los
primeros hechos sangrientos que conocemos, el maltrato a la mujer se da
desde hace mucho. Antes se convocaba a la televisión, hoy en día gracias a la
prensa y a que ahora hay teléfonos celulares que permiten registrar los hechos,
nos enteramos de lo ocurrido con estas dos mujeres y de algo que es inaudito:
que los maltratos de estos hombres se hayan hecho en lugares públicos y queden
sin sanción.
¿Qué cree
que ha exacerbado el ánimo de los peruanos?
Lo que lo ha exacerbado es que estos casos han
sido extremos: se han hecho con mucha violencia y en público. Por otro lado, la
falta de vergüenza y de cuidado de estos hombres. Si bien es cierto, el
maltrato a la mujer ocurre todos los días, ocurre en las casas, en privado;
ahora ya es abierto y descaradamente público. Además, lo que ha dado que hablar
es que los agresores –pretextando estar con los efectos del alcohol– digan que
por ello perdieron el pudor o el miedo, justificando así su agresión.
¿A qué se
refieres cuando mencionas la falta de vergüenza y de cuidado de estos hombres?
Antes les dejaban las marcas de los golpes en la
cara y las mujeres las disfrazaban. Hoy en día los agresores tienen más
cuidado y ya no pegan en la cara, los hombres pegan en el cuerpo porque no se
ven las huellas de la golpiza. Recuerdo a una mujer que llegó a mí
perfectamente vestida y cuando se levantó el traje vi marcas hechas con
una correa en su cuerpo. Las patadas en el cuerpo no se ven y cuando hay golpes
sin sangre, en la comisaría no le prestan atención.
¿Qué otro
hecho ha conmovido a los peruanos?
Creo que ha sido la valentía que han tenido estas
dos chicas, Cindy Contreras y Lady Guillén, de denunciar a sus agresores y de
mantenerse firmes. En el caso de Lady Guillén, su juicio tiene 4 años y medio,
ya llegó a la Corte Suprema y ella sigue firme en la búsqueda de justicia. Por
otro lado hay otros casos recientes, como el de la señora de Huánuco que dio
marcha atrás. Actualmente estamos luchando para que una denuncia de maltrato
–así renuncie la mujer a la justicia– quede como una acción que el Estado debe
continuar así desista la víctima.
¿Por qué
muchas mujeres desisten de continuar con las denuncias de maltrato?
Fundamentalmente por miedo: miedo a la madre, a
los hijos, a perder a los hijos, perder el trabajo, que el hombre deje de dar
alimentos… y, claro, el miedo al qué dirán. Aunque también influye lo
económico.
¿Existe
legislación que regule la violencia contra la mujer?
Sí, existe legislación que ha sido trabajada a
presión porque las leyes no se dan por obra y gracia del espíritu santo, sino
por la intervención de los movimientos sociales.
Hoy en día se ha avanzado mucho en ese tema,
tanto en la sanción como en el proceso judicial. Es más, yo diría que el gran
avance de las mujeres y del movimiento feminista en los últimos años es haber
logrado que la violencia contra la mujer sea considerada un delito. Antes se
consideraba violencia solo la penetración del pene y no una puesta de mano.
Actualmente se ha tipificado la violencia como violencia física, sexual,
psicológica, acoso, etc.
Al respecto, hoy en día se trabaja con jueces,
policías, fiscales, abogados, con todo el personal de justicia, para que se
entienda qué cosa es delito.
Además, el concepto de feminicidio, como tal
desde 1976, ya se entiende y se ha tipificado como el asesinato de una mujer en
el caso privado, ya sea por el esposo, el conviviente, etc. Yo considero que
hay muchos avances.
¿Qué
importancia tiene la marcha del 13 de agosto?
La marcha del 13 de agosto es un gran avance en
el sentido de que son muchísimas las organizaciones, personas, colectivos,
mujeres y hombres, que se han reunido y que están diciendo: sí, voy a marchar;
y que se han atrevido a dar sus testimonios.
En el
Perú, los juicios de violencia contra la mujer son tan largos y agotadores que
muchas veces son abandonados por las víctimas…
Es cierto; además, no hay la capacidad económica
para seguir adelante un juicio ni la capacidad de aguante porque hay que tener
paciencia para el interrogatorio, que muchas veces es agresivo y humillante con
la mujer. En el caso de violaciones de menores de edad y de jóvenes, nosotras
hemos luchado para que se modifique el procedimiento de la entrevista porque
hacen preguntas tan injuriosas y agraviantes como si ellas hubieran provocado
los hechos.
¿Qué
opinión le merece las desafortunadas declaraciones de Monseñor Cipriani?, ¿la
mujer se pone en un escaparate provocando?
De Cipriani no se puede esperar más que eso,
muchísima gente viene diciendo que esa persona debe salir, y es que el cardenal
está llevando al suicidio a la Iglesia Católica. No es la primera vez que
sucede…
¿Usted sabe que
se están recolectando firmas para enviar al Vaticano pidiendo la renuncia de
Cipriani?
Sí, en eso estamos, y tenemos la esperanza de que
el Papa Francisco tome cartas en el asunto, así como lo hizo con los casos de
pedofilia.
En
términos generales ¿usted cree que ha aumentado la violencia contra la mujer?
Yo diría más bien que se ha visibilizado, la
violencia se ha hecho visible. Me acuerdo de un feminicidio, como el caso de
Marita Alpaca, que quedó impune. Me acuerdo de violaciones a menores de edad
donde la misma policía fraguaba documentos para aumentar la edad de las
víctimas para que no se sancionen los hechos y los agresores queden libres.
Aquí hay un tema político: si me cambian a mí el sistema judicial, la violencia
disminuye porque ahí hay un cuello de botella. Fallan tanto la policía como los
jueces. Falla no solo el poder judicial, sino todo el sistema.
En el caso de los medios de comunicación también
tienen que cambiar las cosas; si bien en el tema racial se ha avanzado
bastante, en la televisión aún se ven muchas locutoras blancas y no hay
locutoras mayores: si la mujer envejece la retiran de la pantalla. Por otro
lado, existe presión hacia el aspecto físico de la mujer, la inducen a verse
joven y muchas se realizan cirugías plásticas y se someten a dietas increíbles,
lo que no permite que la mujer envejezca con naturalidad sino con ansiedad.
¿Por qué en el
Perú se dan los casos de violencia?
No solo se dan casos de violencia en el Perú sino
en todo el mundo.
Desde el siglo pasado se viene dando un avance en
los derechos de la mujer debido a la revolución femenina y al acceso a la
educación de la mujer y al voto femenino. Por otro lado, existen ahora mujeres
que ostentan cargos públicos y puestos de importancia. Ha habido avances que
han llevado a la mujer a posiciones que nunca se imaginó: mujeres jueces,
congresistas, ministras, presidentas… Las mujeres están conscientes de sus
derechos y los reclaman. El caso es que se hace evidente que el hombre que
siempre ha tenido el poder, pues él es el que determina lo que pasa en su casa,
en el país, en el mundo; que era el patriarca, el jefe de familia… ahora siente
que ya no tiene ese poder. Ese poder que creyó que era suyo, propio, que era
perpetuo, se está yendo, se ha deteriorado. Y tal vez hay una lucha por no
cambiar ese orden tan injusto y discriminador, tan violento…
¿Los
jóvenes son así ahora?
No, ahora es diferente. Los jóvenes de esta época
son más abiertos, colaboran en la casa… Hay algunos avances, aunque todavía
falta mucho.
¿Qué caracteriza
a una mujer víctima de violencia?
Es aquella mujer a la que en su hogar no le
permitieron hablar ni saber que es una persona con derecho a pisar firme y
decir qué pasa. La primera recomendación cuando se da la violencia es:
denuncia, no te quedes callada, no te quedes con ese dolor. Dejar salir este
dolor es importante para la salud mental. Yo creo que este silencio se inculca
más a las niñas que a los niños. También se da el caso de niñas que han visto a
sus madres callar frente a injusticias y eso les queda como un modelo…
Entonces el
origen de la violencia viene del hogar…
No hay que echarle la culpa solo al hogar. El
hogar, el colegio, los otros hogares, el barrio, las calles, los centros de
trabajo… El no vivir en comunidad tiene un problema serio. No sabemos quién es
nuestro vecino. Podría ser un violador, una persona perturbada… No sabemos qué
clase de personas viven en nuestro barrio, en nuestro edificio. Y en ese
ambiente vivimos. Por eso es importante saber vivir en comunidad. Hay que
construir ciudades, barrios, donde sus habitantes interactúen entre ellos y se
conozcan. Hoy cada uno vive su vida y eso no es bueno…
¿Por qué
el nombre de la marcha: “Ni Una Menos”?
Para poner el límite… pues ya se ha aceptado, si
se quiere, muchas muertes. Que ni una menos desaparezca, que ni una menos sea
golpeada, y como estamos con el concepto: tocan a una, tocan a todas. En
realidad, para la marcha se han desarrollado varios conceptos que quieren
expresar que ya basta de violencia contra la mujer.
¿A quién va
dirigida la marcha?
Va dirigida a la población en general; a las
mujeres para que tomen conciencia, y claro, a los hombres. No creo que la
marcha cambie las leyes, pero creo que quienes vayan a esta marcha se han de
compenetrar con el sentir del resto de la gente… Y esperamos, suponemos, que de
allí surjan nuevos grupos que puedan mantenerse en contacto, informados y
alertas, para cambiar esta realidad de violencia contra la mujer.
Hay varias
personas que preguntan cuál es la ruta…
Sí, varias personas nos han preguntado… y aún no
hemos definido cuál es la ruta. Solo puedo decir que hay que estar atentas, y
que la convocatoria es en el Campo de Marte, el sábado 13 de agosto, a las 3 de
la tarde.
Finalmente,
¿algo más que quiera decir?
Yo siempre he planteado que si quieres ser feliz
y vivir plenamente, pisa sobre tus propios pies y di qué te molesta, y qué no
te molesta, cómo quieres ser, cómo tú quieres ser. Todo el mundo quiere ser:
quieres ser respetada, no quieres que te empujen, tener salud, comer bien,
vestirte cómoda, aceptada como eres… Eso es lo mínimo para ser feliz, y eso no
es pedir mucho. Cada persona debe pensar, ella misma, lo que quiere ser y luego
trabajar sobre ello, sobre lo que quiere construir y conseguir en su vida.
El ser mujer, para mí, es definir el yo: yo soy.
La mujer debe decidir, cada una, lo que quiere ser. La mujer tiene que tener
autonomía para poder decidir, que lo decida ella, sin presiones: si quiere
casarse o no quiere casarse; si quiere tener hijos o no quiere; si quiere ser
artista, bibliotecaria o lo que quiera ser… En fin, la mujer debe decidir quién
quiere ser, con autonomía y sin presiones de ningún tipo: sociales, familiares,
religiosas… En esa lucha estamos
Autor:
Silvia Ruiz Mogollón
No hay comentarios:
Publicar un comentario