LA PATERNIDAD SE AFRONTA CON HOMBRÍA
(Editorial
del Diario La Industria de Trujillo).-Cualquier varón con capacidad biológica para
engendrar puede convertirse en padre. Sin embargo, es muy difícil tener la
hombría suficiente para asumir dicho rol con responsabilidad, valentía y
asertividad. Para ser progenitor solo basta que un hombre se acueste con una
mujer y procreen hijos. Pero para ser un buen padre se necesita de mucho más.
Un verdadero papá es aquel que se preocupa por jugar con sus hijos, darles
amor, cariño, confianza y, sobre todo, aquel que se preocupa por compartir
momentos de calidad con ellos.
Un verdadero padre no es
aquel que se vuelve tan esclavo del trabajo y que solo llega a su casa para
dormir, comer, ver televisión y regresar a su rutina diaria al día siguiente,
so pretexto de estar muy cansado. Un padre de verdad es aquel hombre que se
convierte en digno ejemplo a seguir para sus hijos; un ser digno de admiración
que sirve de motivación para que sus herederos aún pequeños, cuando grandes,
anhelen ser como él. Es fácil traer hijos al mundo, pero es difícil enseñarles
valores, darles educación, hacer que aprendan buenos modales y ser capaz de
sacrificar todo por ellos.
DESAPARECEN
COMO COBARDES
En el Perú hay miles de
casos de hombres ansiosos por acostarse con una mujer, pero que cuando se
enteran de que ellas están esperando un hijo suyo, desaparecen como cobardes
sin dejar ningún rastro. Es más, ni siquiera los reconocen ante la ley y
otorgan miserables pensiones de manutención a sus parejas o exparejas. En
nuestra opinión, no es un buen padre aquel que solo piensa en él sin importarle
si sus hijos sufren, lloran, ríen, juegan, estudian o no estudian. Ese no es
más que un ser egoísta que por pura casualidad trajo a una criatura al mundo.
En nuestra experiencia
periodística, somos testigos directos de muchos hombres que hasta dejan de
comer un pan por dárselo de comer a sus hijos; no obstante, también sabemos de
bestias descomunales que ultrajan sexualmente a sus vástagos y, además, los
amenazan con matarlos si los denuncian. Ser papá no constituye una exigencia
obligatoria que se debe realizar para cumplir con la sociedad. Ser papá es
mucho más: se deben traer hijos al mundo, no para hacerlos sufrir por culpa de
malas decisiones o irresponsabilidad económica, sino, para llenarlos de
felicidad y darles mucho amor.
Por último, aquellos padres
que prefieren gastar su dinero en vicios, quitando el pan de la boca de sus
hijos, no deben olvidar que algún día esos niños maltratados crecerán y podrían
pagarles con la misma moneda. Porque uno siempre cosecha lo que siembra.